Gas natural (metano)

El gas natural es un gas combustible compuesto principalmente por metano, que es altamente inflamable (CH4). También contiene nitrógeno (N2) y pequeñas cantidades de otros hidrocarburos, como etano, propano y butano, así como trazas de helio y, en algunos casos, ácido sulfhídrico. Este combustible fósil es un gas de combustión, un grupo que, además del gas natural, incluye el hidrógeno y los gases de refinería como el butano y el propano (productos derivados del refinado de petróleo).

El gas natural se produce mediante procesos geoquímicos en material orgánico a grandes profundidades, de donde sube a través de grietas y poros de estratos de roca. Si encuentra barreras permeables en su ascenso, se forman depósitos subterráneos de gas, también llamados trampas de gas natural. Ocurre frecuentemente en combinación con petróleo crudo y, al igual que el crudo, se extrae, se limpia y se seca mediante perforaciones.

Tras el procesado, el gas natural o el metano se incorporan a la red de gas natural, a través de la cual se canaliza hacia los distintos puntos de consumo. El combustible está disponible en dos grados, gas H o gas L (del inglés high [alto] o low [bajo]). La calidad del gas que recibe un cliente depende de la zona de suministro.

Las reservas globales de gas natural son mucho más amplias que las de crudo. Las reservas de gas convencional más extensas se encuentran en Oriente Próximo. No obstante, para explotarlas es necesaria una elevada inversión, además de importantes canalizaciones y plantas de licuación para su transporte. En algunas regiones como el mar del Norte, ya puede constatarse que el combustible fósil es escaso, mientras que los volúmenes en Norteamérica han aumentado de nuevo, debido a la extracción de gas de lutita. Sin embargo, Rusia sigue siendo la principal fuente de gas natural de Europa.

El gas natural se utiliza principalmente para calentar edificios residenciales y comerciales y como suministro de calor en procesos térmicos en comercio e industria. No obstante, también puede convertirse en electricidad y puede utilizarse para alimentar vehículos de gas natural en forma comprimida como gas natural comprimido (GNC), como combustible marino o para camiones en forma licuada como gas natural licuado (GNL). Además de su utilización como vector energético, el gas natural también se utiliza como reactivo en procesos químicos como la síntesis de amoniaco en el proceso Haber-Bosch (fertilizante de nitrógeno), reducción de mineral de hierro en el proceso en un alto horno y en la producción de hidrógeno.

El poder calorífico del gas natural se sitúa normalmente entre 8,6 y 11,4 kWh por metro cúbico estándar (Nm3), basado en un volumen a 0°C y una presión de 1.013 mbar. En comparación, un litro de gasóleo para calefacción proporciona unos 10 kWh de energía.

Los impuestos al gas natural varían en función de su uso. En Alemania, los combustibles para calefacción están gravados según lo previsto en la Ley de impuestos sobre el consumo de energía; en el mercado de la calefacción alemán, se aplica un tipo impositivo de 0,55 céntimos/kWh al gas natural como combustible.

Puesto que actualmente se está promoviendo su uso por razones ambientales y de política energética, está sujeto a un tipo impositivo menor que los productos derivados del petróleo que se utilizan con la misma finalidad.

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Última actualización: Diciembre 2015
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